martes, 17 de noviembre de 2009

EL OCASO ARGENTINO


A la historia hay que remitirse si se pretende catalogar a los ´70 como una de las décadas más fuertes de Argentina, marcada por procesos tanto político- económicos, como sociales que se vieron deformados e influenciados por una terrible dictadura que llevó al país a lo más profundo del horror, y el dolor.
“Aniquilar a la subversión” escalofrió a más de un argentino, aquel Decreto impuesto en el ´75 por Isabel Perón, se encargó sin ninguna duda de sembrar el principio de la oscuridad en el alma del inconsciente colectivo, cumpliendo su objetivo.
José Pablo Feinmann igualmente considera en `La sangre derramada´, que tal vez esta experiencia la saben sólo quienes permanecieron allí, en el libro refleja con experiencias propias justamente que no se vivió jamás con tanta paranoia y violencia como en aquel entonces.
Miles de personas perdieron la vida por no `pensar igual´, por `no ponerse la camiseta´ o simplemente por haber nacido `donde no correspondía´; conceptos indefectiblemente descabellados e irracionales de quienes tomaron el mando y militarizaron al inminente granero del mundo.
Como todo proceso, avanzó hasta su decadencia afortunadamente, y tal vez en este sentido seria mejor recordar la crueldad que conmocionó a la década del´70, para olvidarla rápidamente, sin desmerecer como lo hace Feinmann a quienes pertenecieron y a quienes no. El estigma persiste, y es de Argentina en su totalidad.
Los aires de la democracia implementó el cambio dentro de la sociedad, en la que se podía respirar libremente, para algunos sólo es el disfraz de quienes manejan los hilos de la Nación, pero bajo ningún concepto se puede concebir una sociedad con frases como ` Sólo el aniquilamiento puede ser el fin´.

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